jueves, 17 de mayo de 2018

"Haul de teorías de Blanca Murcia Carazo" II parte

5 Teoría de la gente pelota y peloteada: Ver cómo alguien es peloteado por un tercero o que éste le haga la pelota es algo que me encanta y al mismo tiempo detesto presenciar. No envidio a los peloteados, al contrario, siento casi la misma compasión por ellos que por los que los pelotean. Detrás de esa adulación, falsa e interesada, suelen esconderse sensaciones como el miedo, la aversión o la inseguridad. Lo sé porque hubo un momento de mi vida en el que adulé a mucha gente que no lo merecía. Mis razones para hacer la pelota, aunque buscaban fines buenos como ser aceptada o querida, no eran mejores que las intenciones aviesas por no ser malintencionadas. Al final, unas y otras, lo torcido y lo recto, van a desembocar por el vertedero del interés. Durante aquellos años, estaba mintiendo, aunque, como he dicho,  fuera por miedo, por cobardía o por inseguridad; decir un piropo a una amiga que no sentía o darle la razón en algo en lo que para nada estaba de acuerdo es mentir, lo mires por donde lo mires.

Hasta que buen día, me cansé. Reventé, hace ahora diez años. Estaba harta de intentar algo que no requiere esfuerzos, sino todo lo contrario. Reventé de intentar que me quisieran, de que me aceptaran a costa de fingir algo que yo no era. Reventé de mi misma y mandé a toda esa panda a tomar viento muy fresco. Me liberé. Me relajé y empecé a ser yo, a ser Blanca, a lo bestia, en su versión más extrema, más radical. De repente, en medio de ese proceso liberador, comprendí que podía hacer, decir o pensar lo que me diera la gana, porque no iba a pasarme absolutamente nada malo. Al contrario, todo lo que me esperaba con cada paso que diera siendo yo, pero muy, muy muy yo, eran solo cosas buenas que celebraba con mis aplausos, mi admiración y mi beneplácito. Lo que me celebraba y vitoreaba a mí misma me entusiasmaba más que toda la aprobación junta de este Mundo.



Estar en un mal sitio, en el puesto de un pelota, triste y temeroso, en el caso de conseguir salir de él, procura a largo plazo cosas muy buenas y positivas. Proporciona perspectiva, claridad mental, criterio, determinación y objetividad. Estar a las puertas de lugares especialmente tristes, muy grises, te ayuda a vislumbrar la vida, tú vida, con precisión y lucidez. Ahora tengo clarísimo lo que me gusta y lo que no me gusta, lo que quiero y lo que no quiero. Por eso, cuando presencio escenas de adulación, siento, al mismo tiempo, vergüenza y lastima. Mientras contemplo al pelota, pelotear, y al la peloteado, dejarse pelotear, me dan ganas de prestarles mi diagnóstico, certero y cruel, a este respecto para que dejen de perder el tiempo, de poner en evidencia sus deseos, anhelos y carencias más básicos. 

Los peloteados se equivocan cuando piensan que se les alaba o adula excesivamente porque lo merecen, porque sus vidas son el recopete de Bullas, por la suerte de sus virtudes físicas, intelectuales o materiales tanto me da. No es cierto. España se caracteriza por muchas cosas, y una peculiaridad muy nuestra es la envidia. Lo tengo comprobado, a fuerza de tiempo y de observación. Cuando alguien es bueno en algo, jodida y condenamente bueno, no se le aplaude, no se le admira, al contrario, se busca cualquier pretexto para mancillar cualquiera de las virtudes que lo haga destacar por encima de los demás. Creo que esto sucede porque aquel o aquella que realmente es guapo o lista, por ejemplo, no saben que lo son y por esa misma razón, por esa falta de consciencia o ignorancia, son todavía más buenos en lo que son. A este tipo de gente, a los buenos de verdad, nunca se les adula. Jamás.

Se pelotea sin excepción a personas previsibles y aburridas, por ejemplo,  gente de belleza artificial, muy elaborada, facilona y bastante vulgar o a personas que se teme por su carácter, cruel y débil, o por la posición de poder que pueda tener en un trabajo, en la sociedad o en una pandilla de amigos. 

Ahora, en esta época de fotos, de redes sociales, de cierta sensación de cercanía con la gente famosa, es mucho más fácil vislumbrar esto que les estoy contando. Por ejemplo, leer ciertos comentarios en las fotos publicadas por amigos o gente conocida provoca vergüenza, y mucha lástima. Ojalá se dieran cuenta, unos y otros, pelotas y peloteados, que eso que están haciendo es una de las mentiras más ridículas y con las patas más cortas de la historia. 


No, no me gusta que me hagan la pelota. No me gusta presenciar cómo otros lo hacen, y mucho menos asistir al disfrute, estúpido y tontorrón, del que se siente admirado por razones tan absurdas y catetas como que acude con asiduidad a comer a restuarantes de moda, que viaja a Bali al menos dos veces al año o que tienen un vientre mega-plano por obra y gracia del bisturí y del tiempo libre del que dispone para trabajar su perfecto y escultural cuerpo en el gimnasio. 

Buena cuenta de todo esto que les estoy contando, bueno, escribiendo, la da el programa de Sálvame. Sí ya sé que muchos lo ven una aberración televisiva, pero si se tiene la suficiente vista para saber ir un paso más allá de lo superficial y chabacano, comprobarían como presentadores y colaboradores son un perfecto reflejo de esta nuestra sociedad. Nadie, ningún colaborador/a es capaz de llevar la contraria a J.J. Vázquez, el dueño del cortijo. Sobre todo las que presumen de ser más valientes y sinceras, las que presumen de "decir todo a la cara" (expresión que detesto) como son Mila Ximenez, María Patiño o Belén Estebán. No son directas, ni mucho menos claras, lo que sucede es que como "amigas" o personas que conocen muy de cerca al presentador estrella de Mediaset, saben perfectamente como se las gasta el de Badalona y la mala uva que tiene. De hecho, al hilo de esto que cuento de pelotas y peloteados en Sálvame, me ha venido a la cabeza Maria Teresa Campos y su declive mediático, parece que imparable. Me viene a la cabeza porque la Campos paso de ser temida a temerosa. Aceptó por dinero, por fama, por miedo, por soberbia o yo qué sé porqué, pero aceptó ese cambio de posiciones para tener un papel cutre en Sálvame como defensora de la audiencia.


Es curioso cómo se ven las cosas desde dentro y desde fuera al mismo tiempo. Desde dentro, colaboradores ninguneados y pisoteados por sus compañeros de programa, pero muy queridos por la audiencia como es el caso de Lydia Lozano, perciben la camaradería, ese trato de favor entre la Campos y el presentador con algunos colaboradores, considerados pesos pesados del programa,  como son Kiko Hernández o Mila Ximenez como un grupo privilegiado y cerrado del que desearían formar parte para obtener el favor, el cariño, la aceptación y la gracia de los primeros. Sin embargo, como yo lo veo, la situación en la que se encuentran estos colaboradores queridos y privilegiados,   es una mentira, una máscara que oculta los verdaderos sentimientos de pelotas y peloteados. Estoy casi convencida, a un 95%, que la Campos detesta con toda su alma a J.J. Vázquez, a Kiko Hernández, a María Patiño y a Mila Ximenez. Al primero no lo soporta, no solo por haberla alcanzado a nivel profesional, si no por haberla superado dejándola arrinconada, varios puestos atrás, y tratarla con la misma deferencia y prepotencia que seguramente en su día ella le dispenso a él. Los otros tres, Kiko, María y Mila, han tratado mal a su hija Terelu, tarde sí, tarde también. Han hablado de su nieta Alejandra, hija de Terelu, en términos cero cordiales, y en el caso de la Patiño, ha tenido la osadía de quitarle el puesto de presentadora de repuesto a su hija.


Si yo fuera por ejemplo Lydia, estaría encantada con el papel que ocupa en el programa. Sí, sus compañeros descargan rabia, sapos y culebras en su contra, pero en el fondo, los ataques, lo que vomitan no es hacia ella, sino lo que en realidad sienten por la tiranía y aires de superioridad que se gasta el dueño del cortijo. Si la rabia, la aversión o las verdaderas intenciones de colaboradores y presentadores tuvieran color y apellidos, Sálvame, vista desde las entrañasse convertiría en una especie Stalingrado televisivo, la batalla más sangrienta de la segunda Guerra Mundial, sin embargo, vista desde el salón de cualquiera de nuestras casas, sería lo que ellos llaman una bomba, qué digo bomba, ¡bombazo! un deleite para los sentidos.




miércoles, 16 de mayo de 2018

Tu canción, mala elección para ganar Eurovisión

Estaba claro, clarísimo que no íbamos a ganar. La canción era pésima, sin ritmo, sin gracia, sin vida, sin nada. Alfred y Amaia, son unos adolescentes, prácticamente unos críos, que creo se han tomado el festival de Eurovisión como una extraescolar típica de campamentos de verano. Los critican porque dicen, o eso creo haber leído y escuchado en algunos medios,  que como una es pamplonesa y el otro catalán,  España y el festival les importaba tres pitos y un tambor, incluso menos que eso, tres pitos solo. De ser ciertas estas informaciones, no me afectan en absoluto, es más tiene lógica desde cualquier punto de vista de las circunstancias que rodea la mente y las vidas de estas criaturas. 



Yo no me siento Española. La cuestión catalana me es indiferente y creo que somos lo que somos, españoles, americanos, blancos o negros, por casualidad. De hecho, de sentirme identificada lo haría más con un griego que con un vasco, sobre todo por la proximidad al mar Mediterráneo. 


Si tuviera el puesto y la competencia suficiente para elegir qué canción y qué pareja habría escogido para representar a España en el festival de Eurovisión, lo hubiera tenido claro desde el minuto uno: Ana Guerra y Aitana con "Lo malo". La letra de una canción feminista que representa el importante papel que estamos viviendo las mujeres, aquí y ahora, con un ritmo pegadizo y muy bailable que de haber sonado en el Altice Arena, habría puesto el estadio lisboeta patas arriba. 






sábado, 12 de mayo de 2018

"Haul de teorías de Blanca Murcia Carazo" I parte

Quien me conozca un poco o no tenga ni idea de quién soy, pero haya leído alguno de mi post, sabrá de mi especial aversión hacia los influencers y todo lo que tenga que ver con estos poderosos (en plan mal) prescriptores de marcas. Ni entiendo el por qué de su éxito (en términos de Marketing lo comprendo perfectamente, en términos estéticos el asunto se me escapa de las manos) ni me gustan, pero todo lo que me resulta desagradable o insoportable, al mismo tiempo, llama mi atención, me fascina y me atrapa de manera maligna. No puedo resistir la tentación de visitar sus perfiles en Instagram, leer los comentarios de sus fotos,  y ver una y otra vez los vídeos de sus canales en YouTube. Es algo que denota cierta perversión, a lo mejor enfermizo, pero qué quieren que les diga no lo puedo evitar. 

En términos generales los influencers son iguales pero diferentes. Es decir, hacen exactamente lo mismo, pero a su manera. Por ejemplo, en sus canales de YouTube tienen vídeos sobre su "trabajo" (ja, ja, ja), sus gustos o sus aficiones clasificados por algunas de estas categorías en las que cuentan a sus cientos de miles de seguidores su día a día, sus "preocupaciones" (ja, ja, ja) o la ropa de temporada que se han comprado (casi nunca se compran nada, ya que las marcas les regalan sus productos como ropa, maquillajes o viajes a cambio de una fotografía) según la estación del año en la que nos encontremos. Los vídeos tienen títulos muy "originales" en plan "Mis viajes", "50 cosas sobre mí" o uno que me entusiasma y es el motivo de que esté escribiendo este post rollazo a las seis y media de la mañana, "Haul de preguntas y respuestas". Para el que no lo sepa y no esté muy puesto en el tema de los influencers, además de que están cortados/as  por el mismo patrón cateto, sin estilo y sin gusto, casi todos/as hablan espanglish. Es muy común escuchar en sus vídeos o leer en los títulos de sus fotos expresiones como la que he citado un par de frases atrás u otras como "hola mis runners" y "¿estás ready?".

Con cierta frecuencia, (bastante perversa por cierto) visito los perfiles en Instagram y de YouTube de unas cuantas influencers que son bastante populares y que de paso me hacen más llevaderas las siestas eternas de mi hijo de año y medio. Quiero confesar (esta frase siempre me encanta escucharla o pronunciarla) que hay una influencer en concreto que me cae bien de verdad. Se llama María Pombo, tendrá unos veintitrés años, es muy graciosa, bastante pasota, muy guapa y sospecho que se toma el tema de ser influencer un poco en broma, un poco en serio. Es cierto que en los últimos tiempos he podido apreciar que ha perdido cierta frescura, desparpajo o naturalidad respecto a sus comienzos en las redes un par de años atrás, pero a pesar de esto, he de decir que me sigue resultando bastante graciosa. Pombos a parte, y volviendo al tema que me trae hoy hasta aquí, mi libre y cutre blog, los haul de preguntas y respuestas o los haul de ropa, (es un sustantivo que se traduce como botín o alijo) me han inspirado para que cree mi propio haul (ja, ja, ja) sobre unas cuantas teorías que tengo acerca de temas o cosas absurdas, irreverentes y disparatadas. Digo todo esto en calidad de advertencia, para que se vayan los/as muchos/as o pocos/as de ustedes que en este momento me estén leyendo y tengan cosas más importantes que hacer. La lista es fruto de mis frecuentes desvelos y del puro aburrimiento.

María Pombo. 


Haul de Teorías de Blanca Murcia Carazo 

1 Teoría de la menopausia precoz: Desde hace unos dos años más o menos, me levanto a horas que deberían estar prohibidas, horas en las que las calles ni siquiera están puestas, horas en las que la gente joven,  vuelve a su casa tambaleándose, riéndose de nada y de todo al mismo tiempo, con una copa en una mano y el teléfono móvil en la otra por ejemplo. Me despierto sobresaltada y nerviosa igual que si tuviera resaca. Tumbada en la cama, boca arriba, con los ojos como platos, miro al techo un par de segundos, me preguntó qué hago despierta antes que los gallos y me enfado conmigo misma. Al instante me perdono, doy un bote de la cama, salgo de mi habitación como alma que lleva el diablo y empiezo días que duran más de veinticuatro horas. Como he dicho, hasta hace poco, tan poco como que fue ayer, no tenía ni idea del por qué de mis desvelos, pero, lamentablemente para mí ya lo he descubierto. Estoy convencida que voy a sufrir una menopausia precoz, tan prematura que sospecho que como mucho me queda una década de menstruaciones siendo muy optimista. Mis estrógenos empezaron a bajar durante el 2016 y a tenor del insomnio que padezco disminuyen a pasos agigantados. No sé si estaré en lo cierto, pero como mi poder de sugestión y convicción conmigo misma es bastante elevado y suelo tomarme en serio, ya he empezado el duelo anticipado de mi regla. Antes de dar a luz, odiaba el periodo con toda mi alma, sobre todo por el dolor, los cambios de humor y la sensación de estar incómoda con mi propio cuerpo. Pero, después del parto, mis reglas son harina de otro costal. En esos días (me encantaba ese anuncio de Evax) ya no hay dolor, ni molestias, ni pesadez, ni trastornos emocionales. Al contrario, ahora, me encanta ser mujer. Me encanta tener la regla, me encanta desangrarme, me encanta sentirme hinchada y montarme en una noria emocional durante seis o siete largos y sangrientos días. 


2 Teoría de la infelicidad: Creo, bueno no lo creo, lo pienso de verdad, si no no sería una teoría. Estoy convencida que la gente más infeliz es aquella que es susceptible, quisquillosa, que se lo toma todo muy en serio, muy a la tremenda. Esta gente, que se ofende con la misma facilidad con la que viaja la luz, es infeliz, además de por esto que acabo de mencionar, por rasgarse la vestiduras por principios y valores que se creen ostentan, pero que en el fondo no tienen. Son personas que toda información que reciben se la cogen con papel de fumar como se suele decir. Hablar con ellos es una empresa infumable; no entienden el significado de contexto, con lo que cualquier cosa que no encaje en sus puntillosas, exquisitas, formalistas y cerradas creencias será cuestionada hasta el hartazgo convirtiendo lo que podía haber sido una conversación de risas y de bromas inteligentes, en un diálogo insoportable propio de dos tontos muy tontos. De hecho, y al hilo de mi súper teoría, estoy casi convencida, que la gente inteligente es mucho más feliz que la gente con poco entendimiento e inteligencia. Normalmente, se suele pensar lo contrario, que las mentes de personas listas, espabiladas, son mucho más infelices que las mentes ignorantes que al pensar poco y mal, viven felices, ajenos a la realidad. Pero, como he dicho, no lo pienso. Para mí la gente verdaderamente feliz es la que tiene una mente con la capacidad suficiente para entender que la vida es algo, no sé si un juego, una broma de un ser todopoderoso, atractivo, con el pelo larga y barba de seis días, o yo qué sé, que tiene sentido cuando empiezas a comprender que las cosas no son tan tremendas como las imaginamos en nuestra cabeza, que con un poco de sentido del humor, o con mucho, el tiempo que estemos por estos lares puede ser mucho más divertido y productivo si sabemos reírnos de todo y por todo, (algo así como bailar bajo la lluvia) que si nos pasamos el tiempo enfadados/as, escandalizados/as por cosas que hacen o dicen los demás que para colmo ni siquiera tendrían que importarnos. 


3 Teoría de la infidelidad: Esta es una de mis favoritas. La he elaborado hace relativamente poco, pero me encanta que mi amiga Fuen Viudes o mi hermana Beatriz me escuchen al otro lado de la línea del teléfono divagar sobra ella. Me gusta sobre todo, no tanto porque me escuchen, si no porque el tiempo que estoy teorizando se parten de risa. Me encanta que la gente a la que quiero (mucho y bien) se ría conmigo o sin mí. Los/as infieles tienen muchas características en común, pero hay una en concreto que nunca falla, la de acusicas, delatores y soplones que cuentan a sus parejas, a sus maridos, a sus mujeres, las infidelidades de sus amigos/as para intentar quedar bien dejando a otros/as mal, en el vano y cutre empeño de demostrar algo que no son. Para desarrollar esta teoría he elaborado un método de estudio, a partir de una muestra que se compone de muchos/as conocidos/as infieles con un denominador común que es pretender quedar bien a costa de dejar en mal lugar a otros, lo que objetivamente me lleva concluir que todos aquellos/as que le cuentan a sus parejas las infedelidades de sus amigos/as no son de fiar. Normalmente, aquellos/as que no son infieles, suelen ser discretos y buenos confidentes; tumbas con los secretos y confidencias de sus amigos/as. 


4 Teoría del Te quiero de verdad. ¿Han oído eso que dice que no por mucho madrugar amanece más temprano? Pues el cómo y el por qué de mi suposición en este sentido tiene mucho que ver con este dicho. Partiendo de la base que me espeluzna todo aquel/lla que utiliza la palabra amor por cursis y por presumidos/as, entiendo esta emoción como una más de las que se alojan en una parte muy concreta de nuestro cerebro llamada sistema límbico. Sí, amigos/as lectores, lamento decirles que el amor no es eso tan bonito y tan guay, que la industria lleva vendiendonos toda la vida para que consumamos como si no hubiera mañana y sigamos unos patrones de conducta previamente establecidos. Es un sentimiento corriente y moliente a la altura de otras emociones y sentimientos primitivos como son la ira, el miedo o el comportamiento sexual. De hecho y para más información de todos ustedes, el amor, entendido como algo súper subjetivo, se encuentra situado, como he dicho en el sistema límbico, y dentro de éste, ocupa una parte muy concreta, llamada núcleo estriado, en el que además también está cómodamente asentado la adicción por las drogas que posee todo ser humano. Estas emociones se activan por medio del deseo y una vez puestas en marcha, solo se satisfacen si consumimos determinada sustancia vegetal, animal o mineral que consigue el efecto narcótico que esa parte de nuestro cerebro necesita,  o si nos amancebamos con el objetivo de nuestros anhelos que no tiene por qué ser una persona como tal. Muchas veces ocurre que algunos/as que creen que están enamorados/as de sus parejas, sin saberlo, están satisfaciendo otras emociones mucho más primitivas de su cerebro, comportamientos y sensaciones bastante racionales, como es buscar pareja para casarse o buscar seguridad en otros seres humanos. Por lo tanto, y teniendo en cuenta, que el amor es una repuesta química que nada tiene que ver con el corazón, órgano utilizado vulgarmente como metáfora de nuestras emociones, los sentimientos positivos que experimentamos por nuestras parejas, familia o amigos se deben a las emociones del cuerpo y a los sentimientos de la mente, y en concreto, a cambios gastrointestinales, viscerales, que son los responsables de los orígenes de las emociones. Pero, el sentimiento de cariño y de estima, construído por el paso y el peso del tiempo y de las experiencias es tan real( aunque sea fruto de un efecto gastrointestinal) como que estoy aquí picando el folio ahora mismo. Yo sé que quiero a alguien de verdad, o que otros quieren a otros de verdad, cuando observo en éstos o en mí cierta tendencia a ayudar o a dar las cosas propias a los demás sin esperar nada cambio salvo su felicidad o bienestar físico y/o emocional. Sé que quiero mucho a mi hermana o a mi amiga Fuen cuando observo que me encanta hacerlas reír. Sé que otros se quieren cuando leo cosas como esta en el blog de Diana Aller. Sé que dos personas, dos hombres, dos mujeres, un hombre y una mujer, se quieren de verdad, mucho y muy bien, cuando no necesitan demostrar ese sentimiento a nadie salvo a ellos mismos;  cuando son tan felices de que la química de sus cerebros les haya unido que los sentimientos de su mente les hace creer que se han encontrado, porque de alguna manera, no romántica, pero sí empírica, así es. La gente que se quiere de verdad no espera reconocimiento por parte de terceros, conocidos o desconocidos, que los admiren por cómo y cuánto se quieren, e incluso en algunos casos (propios de mentes más pobres y poco inteligentes) que los envidien por poseer algo que ellos no tienen. Te quiero significa muchas cosas a la vez, o quizás ninguna, pero lo que sí sé es que cuando sientes que quieres a alguien el solo hecho de experimentar ese placer es suficiente para no necesitar el beneplácito, la admiración o la envidia de los demás. 

Fuen Viudes, Sombrera Murciana, y mejor amiga. 
Como he dicho son teorías del Haul (ja, ja, ja) de Blanca Murcia Carazo. No me tomen nada en serio, ni me lo tengan en cuenta. Lo más probable es que no tenga razón en nada de lo que he dicho. Soy muy proclive a cambiar de ideas, pero no de gustos, cada dos por tres. 

Continuará.