sábado, 12 de mayo de 2018

"Haul de teorías de Blanca Murcia Carazo" I parte

Quien me conozca un poco o no tenga ni idea de quién soy, pero haya leído alguno de mi post, sabrá de mi especial aversión hacia los influencers y todo lo que tenga que ver con estos poderosos (en plan mal) prescriptores de marcas. Ni entiendo el por qué de su éxito (en términos de Marketing lo comprendo perfectamente, en términos estéticos el asunto se me escapa de las manos) ni me gustan, pero todo lo que me resulta desagradable o insoportable, al mismo tiempo, llama mi atención, me fascina y me atrapa de manera maligna. No puedo resistir la tentación de visitar sus perfiles en Instagram, leer los comentarios de sus fotos,  y ver una y otra vez los vídeos de sus canales en YouTube. Es algo que denota cierta perversión, a lo mejor enfermizo, pero qué quieren que les diga no lo puedo evitar. 

En términos generales los influencers son iguales pero diferentes. Es decir, hacen exactamente lo mismo, pero a su manera. Por ejemplo, en sus canales de YouTube tienen vídeos sobre su "trabajo" (ja, ja, ja), sus gustos o sus aficiones clasificados por algunas de estas categorías en las que cuentan a sus cientos de miles de seguidores su día a día, sus "preocupaciones" (ja, ja, ja) o la ropa de temporada que se han comprado (casi nunca se compran nada, ya que las marcas les regalan sus productos como ropa, maquillajes o viajes a cambio de una fotografía) según la estación del año en la que nos encontremos. Los vídeos tienen títulos muy "originales" en plan "Mis viajes", "50 cosas sobre mí" o uno que me entusiasma y es el motivo de que esté escribiendo este post rollazo a las seis y media de la mañana, "Haul de preguntas y respuestas". Para el que no lo sepa y no esté muy puesto en el tema de los influencers, además de que están cortados/as  por el mismo patrón cateto, sin estilo y sin gusto, casi todos/as hablan espanglish. Es muy común escuchar en sus vídeos o leer en los títulos de sus fotos expresiones como la que he citado un par de frases atrás u otras como "hola mis runners" y "¿estás ready?".

Con cierta frecuencia, (bastante perversa por cierto) visito los perfiles en Instagram y de YouTube de unas cuantas influencers que son bastante populares y que de paso me hacen más llevaderas las siestas eternas de mi hijo de año y medio. Quiero confesar (esta frase siempre me encanta escucharla o pronunciarla) que hay una influencer en concreto que me cae bien de verdad. Se llama María Pombo, tendrá unos veintitrés años, es muy graciosa, bastante pasota, muy guapa y sospecho que se toma el tema de ser influencer un poco en broma, un poco en serio. Es cierto que en los últimos tiempos he podido apreciar que ha perdido cierta frescura, desparpajo o naturalidad respecto a sus comienzos en las redes un par de años atrás, pero a pesar de esto, he de decir que me sigue resultando bastante graciosa. Pombos a parte, y volviendo al tema que me trae hoy hasta aquí, mi libre y cutre blog, los haul de preguntas y respuestas o los haul de ropa, (es un sustantivo que se traduce como botín o alijo) me han inspirado para que cree mi propio haul (ja, ja, ja) sobre unas cuantas teorías que tengo acerca de temas o cosas absurdas, irreverentes y disparatadas. Digo todo esto en calidad de advertencia, para que se vayan los/as muchos/as o pocos/as de ustedes que en este momento me estén leyendo y tengan cosas más importantes que hacer. La lista es fruto de mis frecuentes desvelos y del puro aburrimiento.

María Pombo. 


Haul de Teorías de Blanca Murcia Carazo 

1 Teoría de la menopausia precoz: Desde hace unos dos años más o menos, me levanto a horas que deberían estar prohibidas, horas en las que las calles ni siquiera están puestas, horas en las que la gente joven,  vuelve a su casa tambaleándose, riéndose de nada y de todo al mismo tiempo, con una copa en una mano y el teléfono móvil en la otra por ejemplo. Me despierto sobresaltada y nerviosa igual que si tuviera resaca. Tumbada en la cama, boca arriba, con los ojos como platos, miro al techo un par de segundos, me preguntó qué hago despierta antes que los gallos y me enfado conmigo misma. Al instante me perdono, doy un bote de la cama, salgo de mi habitación como alma que lleva el diablo y empiezo días que duran más de veinticuatro horas. Como he dicho, hasta hace poco, tan poco como que fue ayer, no tenía ni idea del por qué de mis desvelos, pero, lamentablemente para mí ya lo he descubierto. Estoy convencida que voy a sufrir una menopausia precoz, tan prematura que sospecho que como mucho me queda una década de menstruaciones siendo muy optimista. Mis estrógenos empezaron a bajar durante el 2016 y a tenor del insomnio que padezco disminuyen a pasos agigantados. No sé si estaré en lo cierto, pero como mi poder de sugestión y convicción conmigo misma es bastante elevado y suelo tomarme en serio, ya he empezado el duelo anticipado de mi regla. Antes de dar a luz, odiaba el periodo con toda mi alma, sobre todo por el dolor, los cambios de humor y la sensación de estar incómoda con mi propio cuerpo. Pero, después del parto, mis reglas son harina de otro costal. En esos días (me encantaba ese anuncio de Evax) ya no hay dolor, ni molestias, ni pesadez, ni trastornos emocionales. Al contrario, ahora, me encanta ser mujer. Me encanta tener la regla, me encanta desangrarme, me encanta sentirme hinchada y montarme en una noria emocional durante seis o siete largos y sangrientos días. 


2 Teoría de la infelicidad: Creo, bueno no lo creo, lo pienso de verdad, si no no sería una teoría. Estoy convencida que la gente más infeliz es aquella que es susceptible, quisquillosa, que se lo toma todo muy en serio, muy a la tremenda. Esta gente, que se ofende con la misma facilidad con la que viaja la luz, es infeliz, además de por esto que acabo de mencionar, por rasgarse la vestiduras por principios y valores que se creen ostentan, pero que en el fondo no tienen. Son personas que toda información que reciben se la cogen con papel de fumar como se suele decir. Hablar con ellos es una empresa infumable; no entienden el significado de contexto, con lo que cualquier cosa que no encaje en sus puntillosas, exquisitas, formalistas y cerradas creencias será cuestionada hasta el hartazgo convirtiendo lo que podía haber sido una conversación de risas y de bromas inteligentes, en un diálogo insoportable propio de dos tontos muy tontos. De hecho, y al hilo de mi súper teoría, estoy casi convencida, que la gente inteligente es mucho más feliz que la gente con poco entendimiento e inteligencia. Normalmente, se suele pensar lo contrario, que las mentes de personas listas, espabiladas, son mucho más infelices que las mentes ignorantes que al pensar poco y mal, viven felices, ajenos a la realidad. Pero, como he dicho, no lo pienso. Para mí la gente verdaderamente feliz es la que tiene una mente con la capacidad suficiente para entender que la vida es algo, no sé si un juego, una broma de un ser todopoderoso, atractivo, con el pelo larga y barba de seis días, o yo qué sé, que tiene sentido cuando empiezas a comprender que las cosas no son tan tremendas como las imaginamos en nuestra cabeza, que con un poco de sentido del humor, o con mucho, el tiempo que estemos por estos lares puede ser mucho más divertido y productivo si sabemos reírnos de todo y por todo, (algo así como bailar bajo la lluvia) que si nos pasamos el tiempo enfadados/as, escandalizados/as por cosas que hacen o dicen los demás que para colmo ni siquiera tendrían que importarnos. 


3 Teoría de la infidelidad: Esta es una de mis favoritas. La he elaborado hace relativamente poco, pero me encanta que mi amiga Fuen Viudes o mi hermana Beatriz me escuchen al otro lado de la línea del teléfono divagar sobra ella. Me gusta sobre todo, no tanto porque me escuchen, si no porque el tiempo que estoy teorizando se parten de risa. Me encanta que la gente a la que quiero (mucho y bien) se ría conmigo o sin mí. Los/as infieles tienen muchas características en común, pero hay una en concreto que nunca falla, la de acusicas, delatores y soplones que cuentan a sus parejas, a sus maridos, a sus mujeres, las infidelidades de sus amigos/as para intentar quedar bien dejando a otros/as mal, en el vano y cutre empeño de demostrar algo que no son. Para desarrollar esta teoría he elaborado un método de estudio, a partir de una muestra que se compone de muchos/as conocidos/as infieles con un denominador común que es pretender quedar bien a costa de dejar en mal lugar a otros, lo que objetivamente me lleva concluir que todos aquellos/as que le cuentan a sus parejas las infedelidades de sus amigos/as no son de fiar. Normalmente, aquellos/as que no son infieles, suelen ser discretos y buenos confidentes; tumbas con los secretos y confidencias de sus amigos/as. 


4 Teoría del Te quiero de verdad. ¿Han oído eso que dice que no por mucho madrugar amanece más temprano? Pues el cómo y el por qué de mi suposición en este sentido tiene mucho que ver con este dicho. Partiendo de la base que me espeluzna todo aquel/lla que utiliza la palabra amor por cursis y por presumidos/as, entiendo esta emoción como una más de las que se alojan en una parte muy concreta de nuestro cerebro llamada sistema límbico. Sí, amigos/as lectores, lamento decirles que el amor no es eso tan bonito y tan guay, que la industria lleva vendiendonos toda la vida para que consumamos como si no hubiera mañana y sigamos unos patrones de conducta previamente establecidos. Es un sentimiento corriente y moliente a la altura de otras emociones y sentimientos primitivos como son la ira, el miedo o el comportamiento sexual. De hecho y para más información de todos ustedes, el amor, entendido como algo súper subjetivo, se encuentra situado, como he dicho en el sistema límbico, y dentro de éste, ocupa una parte muy concreta, llamada núcleo estriado, en el que además también está cómodamente asentado la adicción por las drogas que posee todo ser humano. Estas emociones se activan por medio del deseo y una vez puestas en marcha, solo se satisfacen si consumimos determinada sustancia vegetal, animal o mineral que consigue el efecto narcótico que esa parte de nuestro cerebro necesita,  o si nos amancebamos con el objetivo de nuestros anhelos que no tiene por qué ser una persona como tal. Muchas veces ocurre que algunos/as que creen que están enamorados/as de sus parejas, sin saberlo, están satisfaciendo otras emociones mucho más primitivas de su cerebro, comportamientos y sensaciones bastante racionales, como es buscar pareja para casarse o buscar seguridad en otros seres humanos. Por lo tanto, y teniendo en cuenta, que el amor es una repuesta química que nada tiene que ver con el corazón, órgano utilizado vulgarmente como metáfora de nuestras emociones, los sentimientos positivos que experimentamos por nuestras parejas, familia o amigos se deben a las emociones del cuerpo y a los sentimientos de la mente, y en concreto, a cambios gastrointestinales, viscerales, que son los responsables de los orígenes de las emociones. Pero, el sentimiento de cariño y de estima, construído por el paso y el peso del tiempo y de las experiencias es tan real( aunque sea fruto de un efecto gastrointestinal) como que estoy aquí picando el folio ahora mismo. Yo sé que quiero a alguien de verdad, o que otros quieren a otros de verdad, cuando observo en éstos o en mí cierta tendencia a ayudar o a dar las cosas propias a los demás sin esperar nada cambio salvo su felicidad o bienestar físico y/o emocional. Sé que quiero mucho a mi hermana o a mi amiga Fuen cuando observo que me encanta hacerlas reír. Sé que otros se quieren cuando leo cosas como esta en el blog de Diana Aller. Sé que dos personas, dos hombres, dos mujeres, un hombre y una mujer, se quieren de verdad, mucho y muy bien, cuando no necesitan demostrar ese sentimiento a nadie salvo a ellos mismos;  cuando son tan felices de que la química de sus cerebros les haya unido que los sentimientos de su mente les hace creer que se han encontrado, porque de alguna manera, no romántica, pero sí empírica, así es. La gente que se quiere de verdad no espera reconocimiento por parte de terceros, conocidos o desconocidos, que los admiren por cómo y cuánto se quieren, e incluso en algunos casos (propios de mentes más pobres y poco inteligentes) que los envidien por poseer algo que ellos no tienen. Te quiero significa muchas cosas a la vez, o quizás ninguna, pero lo que sí sé es que cuando sientes que quieres a alguien el solo hecho de experimentar ese placer es suficiente para no necesitar el beneplácito, la admiración o la envidia de los demás. 

Fuen Viudes, Sombrera Murciana, y mejor amiga. 
Como he dicho son teorías del Haul (ja, ja, ja) de Blanca Murcia Carazo. No me tomen nada en serio, ni me lo tengan en cuenta. Lo más probable es que no tenga razón en nada de lo que he dicho. Soy muy proclive a cambiar de ideas, pero no de gustos, cada dos por tres. 

Continuará. 




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